Sentir para despertar
Imagina a un Dios (o cualquier cosa en la que creas) tan amoroso y con tantas pero tantas ganas de experimentar todo su universo, que decide dividirse en millones de partes, almas, para vivir, sentir y compartir todas las emociones y bendiciones.
¡Tú eres una de esas!
Eso es el colectivo, entender que todos somos divinos, que todos venimos de la misma Fuente, que todos somos muy amados por esta porque somos una parte suya y que nuestra principal misión en la Tierra es sentir.
¡Sentir!
Pero sentir con consciencia plena implica estar en el dichoso aquí y ahora. Es vivir en constante meditación, mantenerte en un estado de claridad para experimentar todo lo que pasa tanto afuera como adentro de tu cuerpo y encontrar la dicha, es decir, ser capaz de disfrutar de cada emoción que experimentas y cada situación en la que te encuentras.
Si acabas de leer esto y realmente llegó a tu corazón, acabas de despertar. Desafortunadamente el ser humano no tiene la capacidad de mantenerse despierto espiritualmente; las actividades del día a día y los miedos nos sacan de nuestro centro, olvidamos poner atención a nuestras emociones, síntomas, vibra y escuchar nuestros pensamientos.
Estar despierto es vivir, recordando que no somos accidentales, que el mundo nos necesita sintiendo en plenitud y unión con el resto. Cuando te mantienes despierto; estás abierto a que lo supremo fluya hacia ti, a sentir el inmenso amor de Dios en tu interior y a cumplir con lo único que importa: sentirte.
NAMASTE